Iniciar el día con sabor

El desayuno es el principal momento del día. No solo para romper el ayuno, sino que también es el momento para repensar, organizar, actualizarse y activarse antes de inicar la jornada ¿Y qué mejor manera de iniciar el día que junto a un platillo que te cargue de energías y un buen café?

Mi desayuno favorito es súper sencillo. Es algo que me lleva a la infancia. Un par de huevos que en cuestión de minutos se convierte en un tierno omelette – o revueltos -, junto a una rebana de pan de costra lo suficientemente calentito que permita derretir sobre él un poco de mantequilla. Todo esto se complementa con un aromático café.

El desayuno que más recuerdo ocurrió el 1 de agosto de 2009. Era la primera vez que visitaba la Ciudad de México. Había llegado ese día en la madrugada, después de varias escalas y horas de viaje (cosas que ocurren cuando se compran boletos baratos). No recuerdo el nombre del hotel, pero no puedo olvidar cuando bajé al desayuno: un gran salón y en el medio un gran mensón lleno de frutas y diversos manjares. Le di la vuelta buscando platillos locales. No quería cereales ni nada de eso. Ahí descubrí esas tortillas, como picadas, unas en salsa verde y otras en salsa roja. Ahí conocí los chilaquiles ¡Qué cosa tan divina! He probado muchos otros chilaquiles desde entonces; pero esos, que me revivieron con sabores completamente nuevos para mi, fueron los mejores.

(Foto tomada de www.cocinafacil.com.mx)

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